Crítica: In my Bones

Para Lengua

28 de marzo de 2020

¿Qué sucede cuando el músico más virtuoso del mundo, se viene arriba?  Una explosión de Funk conocida como In My Bones. 

El segundo single del álbum de Jacob Collier, DJESSE Vol. 3, es una canción llena de groove, funk, acordes extraños y diversión. DJESSE es un hiperálbum que, según Collier, cuenta una gran historia. Es tan grande que está dividido en cuatro volúmenes, el tercero siendo el más electrónico y contenido, el que describe cómo la llegada de la noche. 

Primero hay que aclarar que Jacob no es un letrista, es un músico: sus letras no tienen un significado más explícito que formar una imagen, función idéntica a la de los acordes. Por lo tanto no tiene sentido comentar la letra, sino los elementos musicales y el vídeo. Tampoco me centraré tanto en los detalles pequeños, aunque sean numerosos y esenciales. 

En sus canciones, Collier materializa las ideas borrosas y grandiosas que podría uno tener en su cabeza. En In My Bones, trae a la realidad esa idea cuando un pequeño grupo de amigos tocan piezas improvisadas pequeñas y piensan cómo sería la versión totalmente realizada de su visión. Y aunque tenga por lo menos unas veinte veces el número de pistas de una canción pop normal, y treinta las de una de reggaetón, no suena inmensa. Es decir, aunque suenen muchas notas en cada instante están ordenadas de manera que no se escuche, conscientemente, cómo muchos sonidos, solo la función general. 

El vídeo es esencial para transmitir la idea de la mejor manera. Tienen muchos escenarios y accesorios, cuanto menos, interesantes. Se lo toman todo a broma y se ve que se están divirtiendo mucho, o por lo menos eso parece. También ayuda el contrapunto, las pequeñas frases que dicen en los silencios, a que se sienta más relajado y familiar. 

En resumen, cómo es usual de Jacob Collier, un ejemplo sin igual de cómo crear una obra maestra con mucha diversión.